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El arte de manejar una conversación difícil

  • Foto del escritor: Instituto de Desarrollo Cooperativo
    Instituto de Desarrollo Cooperativo
  • 30 ene 2023
  • 2 Min. de lectura
En el último tiempo, la tendencia a evitar conversaciones cara a cara enviándonos correos electrónicos desde la distancia, escondidos tras un teclado y una pantalla, se ha convertido en una epidemia que deteriora las relaciones entre profesionales.

¿Cómo abordar nuestras conversaciones difíciles? ¿Por qué requieren esfuerzo intelectual y emocional? ¿Pueden salir mal?


Existen dos variables que determinan el impacto de la conversación, la argumentación y el grado de empatía. La argumentación tiene que ver con qué se dice y cómo se diseña el mensaje, y la empatía con quién conversa y cómo es su actitud.


¿Es posible mejorar nuestra capacidad de argumentar? Te proponemos 5 claves para tener en cuenta


1. Objetivo de la conversación: ¿Qué pretendo con esta conversación?


2. Diseña los mensajes clave a partir del objetivo: Procura que no sean más de dos o tres, si quieres que tu interlocutor los recuerde tras la conversación. Es tan importante saber elegir tanto lo que vas a decir como lo que no vas a decir.


3. No hagas suposiciones: Pregunta antes de hablar y escucha atentamente la respuesta. Cuando hables, hazlo con cautela.


4. Manifiesta apertura a modificar tu punto de vista, de modo que no haya duda de que tu enfoque de la conversación es un diálogo, no una batalla.


5. No apabulles con un exceso de palabra..


Y de la 'empatía', qué podemos decir? Hasta los metales más duros se doblan con el calor, pero alcanzar la temperatura adecuada lleva su tiempo.


El tono de una conversación depende en buena medida del tono de las interacciones previas entre los interlocutores, pero antes de abordar una conversación es necesario revisa la 'situación' en tu interior. Si criticas sin mesura, no será creíble un tono más moderado en el “cara a cara”.


Evita manifestaciones típicas de falta de interés como empezar a hablar antes de que el interlocutor haya terminado una frase. En este sentido, mantener el contacto visual permite “escuchar con los ojos”, un modo casi inequívoco de mostrar interés por la otra persona y por lo que dice.


Lo más importante, deja claro que te importa más mantener la relación que tener razón.


 
 
 

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